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La solución a veces no es irse sino cambiar la forma de quedarse.

Hace mucho que no estamos por aquí, sí. Pero nunca nos fuimos. Una pausa repentina e involuntaria, que ya todas conocemos, nos hace parar en seco y perder el equilibrio. En esa parada, tras muchos suspiros cogimos inspiración, fuerza y seguridad para continuar nuestro camino.

Desde la frustración llegaban sentimientos de fracaso, pero nos dimos cuenta que el fracaso es una forma que tiene la vida de preguntarte cuánto deseas hacia donde quieres llegar. Si dejábamos paso a la mente nos quedamos atrapadas, y decidimos escuchar nuestras emociones conectadas con todos aquellos momentos ya vividos junto a ellas. Y fue nuestro paso a la liberación.

Graeca comenzó hace años un recorrido hacia un objetivo claro. Buscó crear un espacio en el que la mujer marroquí encontrara un lugar donde crecer y realizarse, un espacio donde la unión grupal hiciera la fuerza de ellas para llegar hasta donde se propusieran. Quisimos aprovechar la especialidad de su cultura, la artesanía textil, como la herramienta económica que daría consistencia al proyecto.

Pero dentro de esta pausa, aprendimos que muchas veces podemos ir en una dirección y qué de repente algo sobre lo que no tenemos el control se pone delante de nosotros obstaculizando la visibilidad hacia ese objetivo. Los momentos menos buenos son la clave. Y es positivo estar en ellos, dejarse estar, dejarse sentir. Desde la humildad aprender de lo vivido e incorporarlo para buscar otras opciones, una vez leí que una de las cosas más difíciles de la vida es decidir si alejarte o intentarlo un poco más. Hoy si lees estas líneas es porque estamos aquí, y queremos intentarlo un poco más. Y que la solución a veces no es irse, sino cambiar la forma de quedarse. Estamos tirando de ese pequeño hilo de esperanza para avanzar y colocarnos de nuevo frente a nuestro objetivo, recordarlo para no perderlo de vista. En tiempos difíciles Graeca ha tenido que actualizarse para seguir luchando por lo que cree. Seguimos siendo espacio Graeca, pero hemos reinventado la ruta para llegar hasta nuestro fin.

Hoy escribimos estas líneas para deciros que no sabemos qué ocurrirá mañana, pero si lo que está pasando hoy, ¿Quién sabe si cambiaremos el rumbo otras tantas veces más? Pero lo importante lo tenemos, sabemos que todo lo que necesitamos ya está en nosotras, y por eso creemos que por más obstáculos que tenga el camino, lo importante es estamos en él aunque sea dando pasos pequeños.


Hoy venimos vestidas de Graeca. Eso significa llevar ropa cargada de valores de responsabilidad, compromiso con la transformación. Traemos una línea de camisetas de algodón ecológico para preservar los valores con el medio ambiente. Todos los beneficios son íntegramente para financiar la asociación creada por mujeres en Marruecos. Para apoyar ese espacio de reivindicación de la mujer marroquí.


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